jueves, 11 de febrero de 2010

LAS PEQUEÑECES Y LA FELICIDAD


El diccionario define la felicidad como “placer, satisfacción, gusto grande”.

La felicidad llega, por lo general, no cuando se realizan grandes eventos, si no por medio de la acumulación de cosas que aparentemente parecen insignificantes.

Hay cosas pequeñas que nos hacen felices, aunque a veces no les prestamos mayor atención.

Consideremos algunas de ellas: unos zapatos cómodos, un estomago en excelentes condiciones, una cama agradable, una buena familia, unos amigos sinceros, un buen trabajo, un cuerpo sano, un ambiente agradable y muchas otras cosas mas.

La felicidad se encuentra en cosas pequeñas: la sonrisa de un niño, el canto de un pájaro, un lindo atardecer, un río apacible, una llamada telefónica, un mensaje de un familiar o amigo, una comida a tiempo, unas palabras de consuelo en el momento oportuno, y en muchas otras cosas que parecen triviales y pasajeras.

Para alcanzar la felicidad hay que buscarla y, cuando la tenemos, debemos conservarla como uno de los más preciosos tesoros del mundo.

La felicidad llega cuando procuramos hacer felices a otros. Un proverbio hindú dice: “Si ayudas a tu hermano a cruzar el río, al poco tiempo te das cuenta de que tu también estas al otro lado”.

La felicidad es como el perfume: no podemos esparcirlo sin que nos quede impregnado el olor.

La felicidad llega cuando nos gusta hacer las cosas que tenemos que hacer.

La felicidad viene cuando le ponemos el corazón a lo que hacemos, y lo hacemos con entusiasmo.

La felicidad se produce cuando se enfrentan los desafíos con firmeza y los problemas con serenidad.

La felicidad llega cuando rechazamos el egoísmo, y hacemos del amor nuestro eterno compañero.

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